La bacterias que viven… ¡En tu boca!
Por Víctor Jiménez Cid
En tu boca viven decenas de especies de bacterias distintas, flotando en la saliva o pegadas a la lengua y las mucosas. Ya sabes que si no te cepillas los dientes, las bacterias se pegan a ellos y forman la placa dental, que contiene millones ellas y eso te puede causar caries. ¡Por eso es tan importante cepillarse bien! Pero, ¿a que no sabías que no todas las bacterias de la boca son malas? Desde que nacemos, antes de que nos salga el primer diente, las bacterias colonizan la boca formando un ecosistema muy especial. Aquí te presento a las bacterias de tu boca y cómo se relacionan entre ellas para formar la placa dental.
¡Si pudieras mirar con un microscopio lo que pasa en tu boca después cepillarte los dientes ibas a alucinar! Sobre tus dientes cepillados los estreptococos buscan un sitio donde adherirse. Pero no lo tienen fácil: las corrientes de saliva son para ellos como un tsunami. Por eso deben buscar zonas protegidas donde las corrientes de saliva, la lengua y la masticación no las barran. Para ello usan estructuras de adhesión (adhesinas) y buscan zonas protegidas, como las fisuras dentales o el surco de la encía.
Por si fuera poco, nuestra saliva produce "armas químicas” contra las bacterias. Son moléculas con actividad antimicrobiana, como la lisozima que ataca a la pared celular (la superficie protectora de la bacteria, como si fuera su "piel”, que es muy rígida), o las defensinas, que forman agujeros en las membranas de la bacteria y anticuerpos producidos por el sistema inmune ( inmunoglobulina A secretora), que la recubren. A pesar de todo, en solo unas horas después de lavarte los dientes, casi toda la superficie dental está colonizada por bacterias, que crecen muy rápidamente.
Los fagocitos son como la policía de nuestro organismo. Cuando reconocen a una bacteria porque está recubierta de anticuerpos se la comen y la destruyen. Pero si la bacteria ha conseguido adherirse produce una capa protectora, el exopolisacárido, que la oculta de la acción de los fagocitos y, además, fortalece la adhesión. Esta matriz que engloba y protege a las bacterias va a ser el "pegamento” de la placa dental.
 Las sustancias secretadas hacen más fácil la fijación de otras especies bacterianas. De hecho, algunas reconocen en ellas sus polisacáridos favoritos porque tienen en su superficie. Así comienza a diversificar la composición de la placa, es decir, comienzan a convivir muchas especies distintas y todas ellas empiezan a multiplicarse originando colonias compuestas por las hijas y nietas de los "colonizadores pioneros”. Ten en cuenta que algunas de estas bacterias se pueden dividir en una media hora. ¡Calcula cuántas habrá al cabo de unas pocas horas!
 Las diversas especies de la placa se reconocen de manera específica según el fenómeno de coagregación, en el que intervienen lectinas (proteínas de su superficie) con afinidad por receptores de la pared celular de otras especies. Algunas cepas de la bacteria Actinomyces pueden coagregar con hasta seis especies distintas de estreptococos y otras bacterias.
Según va madurando la placa, se suceden una serie de relaciones simbióticas de mutualismo. Los pioneros son aerobios, es decir, respiran oxígeno como nosotros. El oxígeno viene disuelto en la saliva y cuando se consume se generan condiciones pobres en oxígeno que atraen a bacterias anaerobias, que son los que odian el oxígeno, como Veillonella y Campylobacter. Además, los estreptococos producen ácido láctico, que es lo que causa la corrosión del esmalte de los dientes en la caries. Para algunas bacterias anaerobias el ácido láctico es su plato favorito. Al crecer estas producen vitaminas que otras bacterias necesitan. Por ejemplo, Veillonella produce la vitamina K que Prevotella necesita para crecer. Al final, cada uno aporta alimento para otros miembros de la comunidad y se alcanza un equilibrio en el ecosistema de la placa dental. Sin embargo, no todo es amistad en la placa. También se producen relaciones antagónicas entre las bacterias de la boca, que compiten unas con otras por el alimento y el espacio. Los peróxidos producidos por los aerobios al respirar oxígeno son supertóxicos para las bacterias anaerobios como Treponema. Además, muchas bacterias producen bacteriocinas, armas letales que son producidas para eliminar a otras bacterias de la competencia. Streptococcus mutans, por ejemplo, produce la "mutacina”, letal para otros estreptococos. Las bacterias de la boca no tienen por qué ser malas. Si nuestra higiene es buena forman placas sanas, pero también hay placas malas que causan enfermedad: la caries.
¿Has tenido alguna vez un diente picado? Las bacterias de la placa que se forma sobre los dientes se alimentan de los azúcares que hay en la saliva. Cuando se comen el azúcar producen ácido láctico. Algunas, como Streptococcus mutans pueden producir muchísimo ácido si les damos mucha azúcar, como cuando comemos muchas golosinas. El ácido que generan es lo que destruye el diente, hace que pierda poco a poco sus minerales y lo disuelve. Busca los estreptococos mutans en la "foto de familia” de la placa.
La gingivitis y periodontitis son infecciones que produce la placa que crece el surco gingival, que es donde se junta la encía con el diente. Aquí viven muchas bacterias y si se desarrollan demasiado atacan a las células de nuestra encía, lo que causa dolor, sangrado e inflamación. ¡Cepillate bien ahí! Como este ecosistema de bacterias es muy difícil de estudiar, el Doctor Socransky lo clasificó en colores: el complejo amarillo, que son estreptococos pioneros distintos a los mutans, está siempre con el azul, que son sus amigos los Actinomyces. Luego vienen el complejo púrpura y el verde, que se componen de un montón de bacterias anaerobias raras. En el complejo naranja hay fusobacterias, que son muy alargadas y hacen de "puente” entre los complejos anteriores y los malos malísimos de verdad, que son el complejo rojo, en el que esta la espiroqueta Treponema denticola, en forma de sacacorchos y la terrible Porphyromonas gingivalis.
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