Nobel de Medicina o Fisiología 2014
Por Casto Rivadulla 
Como cada año, por estas fechas se fallan los premios Nobel. Como sabéis son los premios más importantes del mundo para los científicos de cualquier disciplina (y no solo para científicos pues también se premia la literatura o la economía). Este año, el Premio Nobel de Medicina o Fisiología ha vuelto a recaer, igual que el año pasado, en investigadores del campo de la neurociencia. Por cierto, no os perdáis el artículo que ya publicamos en CHISPAS DE LA CIENCIA sobre el Nobel del 2013 en un excelente trabajo de Rafael Chacón: El festival del tráfico celular. Así que parece que el funcionamiento del sistema nervioso atrae el interés de grandes investigadores que, a pesar de su complejidad, están haciendo grandes descubrimientos que se ven reconocidos por la Academia Sueca. El galardón de 2014 ha sido para tres investigadores: John O'Keefe, May-Britt Moser y su marido Edvard I. Moser, por haber descrito el sistema de células que nos ayudan a saber dónde estamos y que dirección seguir para conseguir llegar a un lugar determinado. Estos descubrimientos se iniciaron a finales de los años setenta y principios de los ochenta, cuando John O’Keefe en su laboratorio descubrió la existencia de un tipo de células en el cerebro de las ratas con las que hacía experimentos, que llamó células de lugar cada una de las cuales se activaba cuando el animal pasaba por un sitio concreto. La zona del cerebro donde se encontraron es el hipocampo, muy relacionada con la memoria.
Estas células le deben servir al animal para saber dónde está en cada momento, para reconocer lugares por los que ya ha pasado, o para memorizar los nuevos.
Este apasionante descubrimiento ya fue tratado en un número anterior de CHISPAS DE LA CIENCIA, que se adelantó al jurado de los premios Nobel, en Un GPS en tu cerebro. Pasaron más de 20 años hasta que Edvard y May-Britt Moser (podrías investigar en clase cuántos de los que recibieron el premio Nobel eran pareja) descubrieron en una zona cercana (la corteza entorrinal) las que llamaron células en rejilla, que eran células que cuando el animal se movía se activaban en múltiples sitios, a distancias fijas unos de otros, cubriendo todo el espacio, dando una imagen similar a una rejilla que cubre el espacio en el que nos movemos. Esta actividad se mantiene constante en diferentes ambientes e incluso en la oscuridad, generando un mapa de coordenadas estable, que te permite, por ejemplo, levantarte por la noche para ir al baño sin encender la luz y no aparecer en la cocina. Como siempre que hablamos del sistema nervioso tenemos millones de neuronas, cada una cubriendo puntos distintos del espacio, de tal forma que da igual donde estés siempre habrá neuronas que estén marcando tu posición y señalando el camino a seguir. 
A pesar del premio, el trabajo no está ni mucho menos finalizado. Estos tipos de células están muy relacionados con otras que cambian su actividad en función de la velocidad de movimiento y la dirección del mismo. Incluso de la dirección de la cabeza. Existen múltiples combinaciones de cambiar la posición con respeto a un objeto: - alejarse caminando hacia atrás (el objeto seguirá visible), - caminando hacia delante, mirando hacia atrás (seguirá visible), - caminando hacia delante con la cabeza hacia delante (el objeto no será visible y tendremos nuevas referencias), más despacio o más rápido… ¿Lo pruebas en clase? Quizá quién descubra cómo se relacionan todas estas señales sea candidato a otro premio Nobel.
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